viernes, 27 de marzo de 2009

Re-Open

No sé cómo comenzar a decir esto, no sé cuando supe lo que tenías y aún así, no me alejé. No, no lo hice porque sabías que eso te entristecería. No concibo olvidarte, quisiera haberte podido ayudar. No hace falta que diga cuanto tiempo desee pasar contigo.

Fue aquella noche cuando todo comenzó. Recuerdo que te escuche gritar. Fui a ver que tenías, no estabas en tu cuarto. Corrí al patio, tampoco estabas. De pronto vi la luz y un fuerte ruido. ¿Ya?, ¿eso era todo? Hasta aquí llegaría nuestra amistad. Desee con toda mi alma que hubiera sido alguien más. Entonces, despierto, abro mis ojos y veo tus bellos ojos mirándome. Tu cara parece asustada, ¿dónde estaba?, sentía mucho dolor y no sabía por qué estabas tan asustada. Entonces note que era de noche, estábamos en la calle, ¿por qué estaba tirada en suelo y mi mejor amiga me estaba observando? Ella comenzó a llorar cuando me abrazo, sentí dolor, pero no fue dolor físico, al soltarme note su ropa ensangrentada. Un hombre se acerco a ella y la alejo de mí, eran paramédicos, en un segundo momento ellos me estaban levantando hasta una de esas camillas de paramédico, tan ligeras, tan esbeltas. Trate de moverme, era en vano, no podía mover ni un solo musculo, incluso perdí el control de mis ojos y estuve a punto de dejar de respirar. Comencé a sentir frío y ardor al mismo tiempo, como si me estuviera congelando dentro de un fuego ardiente. Sentía el calor y el frío al mismo tiempo. De pronto no pude mas, comencé a llorar, yo gritaba y lloraba pero sin obtener respuesta de mi cuerpo. Mi cuerpo parecía un solido inerte tirado en la camilla. Desperté tres días después, nada había pasado, estaba en mi cuarto y ella reposaba a mis pies mirándome con esa sonrisa burlona en su rostro.

-Argelia Santiago Rembau.